
Una cuestión que no es quizás tratada con la importancia que realmente tiene en el devenir de la cultura del Noroeste, es la de la relación poco consecuente entre la evolución de la música popular en tanto expresión de una forma de pensar resultante de la integración rural-urbana, a lo que hay que sumar los efectos de la conexión con las nuevas formas de comportamiento generadas por la influencia de la producción de nuevos contenidos, derivada del acceso al conocimiento, propiciadas por los nuevos medios de comunicación digitales y virtuales y por otra parte las actitudes,motivaciones,valores,pautas instrumentales y los materiales sonoros y visuales, a los que há dado lugar este fenómeno reciente.
Sería esperable encontrar respuestas en la dirección de soluciones estéticas en consonancia con la necesidad de transformación para su supervivencia integra, de registros conectados a nuestra profunda manera de ser colectiva, en tanto reflejo de un repertorio de esquemas general de acción eficaz que se actualiza y renueva incluyendo las influencias enriquecedoras provenientes de la apertura y la interacción con el conocimiento universal.
Por el contrario la milenaria cultura del Noroeste, no há sido una excepción a lo que há ocurrido también con el flamenco y el tango y con sus músicas populares se han llevado a cabo múltiples experiencias de fusión con otras influencias musicales,»resistiéndose» a instalar dentro de sus cánones o modelos, cualquier tipo de desarrollo que no sea bendecido por la casta intelectual predominante.
Es decir que además de las tiranías en asuntos relativos al idioma padecemos también las censuras artísticas,mediante la promoción discrecional, siempre utilizadas como arma para deprivar a la población de vías de enriquecimiento intelectual,tratando de conseguir así, evitar la presencia de movimientos progresivos o de carácter experimental que facilitasen la presencia de nuevos materiales audio-visuales que propiciasen la actualización de fórmulas instrumentales que pudiesen permitir la manifestación y despliegue en libertad de nuestra filosofía colectiva.
Esto mismo ocurre con el fado, dentro del cual parece existir y ejercerse una represión, utilizando como argumento la defensa de la tradición,que amenaza con cerrar las puertas a un futuro en línea con el devenir lúcido de nuestra idiosincrasia autóctona por los siglos de los siglos, sino fuera porque los habitantes de estas tierras saben como buenos marineros y son capaces, de encontrar las llaves y recuperarlas del fondo del mar en donde fueron colocadas por quienes nos antecedieron cuando se dieron cuenta del riesgo que corrían, de caer en manos de mentes oscuras,que pretendían abusar eternamente de una ignorancia impuesta.CONTINUARÁ.
Antonio Brech